La eficacia de un tratamiento con un fungicida cúprico se centra en algunos aspectos fundamentales:
la biodisponibildad del cobre aplicado, la tenacidad de los depósitos y el poder residual.
Estos tres aspectos tienen un denominador común y es el tamaño de las partículas. En la medida que este tamaño se reduce, aumenta la superficie específica de las mismas y con ello aumento en la fuerza con la cual son retenidas por atracción electrostática minimizando el efecto de la gravedad. Disminuyendo el tamaño de la partícula a la mitad, la superficie de contacto aumenta al doble.
Un fungicida cúprico típico como es el oxicloruro de cobre tiene, en las formulaciones de mayor calidad, una granulometría de 3 micrones. TRIKOPPER, gracias al proceso industrial desarrollado por Agroquímicos Gaspar, posee el 90% de sus partículas por debajo de 1,5 micrones.
Esto, junto a su formulación coloidal floable, asegura mayor adherencia sobre la planta, una más rápida acción del ambiente para lograr aplicaciones más prácticas con la máxima biodisponibilidad, con una retención mucho más fuerte sobre los tejidos logrando el máximo poder residual del mercado para un producto a base de cobre, sin la necesidad del agregado de ningún tipo de adherente.